Todos los que siembran esperan cosechar algún día
Si pensaste que hay
personas que dan sin esperar nada a cambio o que hacen el bien sin mirar a
quien, piénsalo de nuevo, pues todos tenemos intereses de por medio, aunque el
beneficio sea aparentemente para otro, al final es un beneficio personal.
Cuando realizamos una
acción con un pensamiento a favor de otro lo llamamos altruismo, pero ¿en
realidad es una acción desinteresada?, conscientemente puedes decir que si,
pero tu inconsciente, quien es el que gobierna en nosotros (sin saberlo), sabe
que obtendremos un beneficio al realizar dicha acción. Al final no nos llevamos
nada material de este mundo, pero y lo que si nos podemos llevar, ¿no será más
valioso eso?, el inconsciente lo sabe y te mueve por caminos insospechados que
aparentemente no te traen ningún beneficio, más sin embargo, obtienes
recompensas, a veces inmediatas en otras ocasiones a largo plazo, pero siempre
llega el beneficio, y tu lo sabes en tu interior, aunque no te sea revelado con
tanta claridad.
Entonces, ¿es malo actuar
así?, en base al inconsciente. Definitivamente no, es nuestra naturaleza la que
nos hace actuar así, lo ideal sería que nosotros pudiéramos controlar las
acciones del inconsciente, pero tal vez dejaríamos de hacer muchas cosas buenas
para otros al querer actuar en nuestro beneficio en todo momento.
He conocido a muchas
personas de las que he aprendido a servir. Ayudar a los demás no es algo que
venga en el contenido del envase, al menos no en estado natural. Tal vez en una
situación de supervivencia algunos podrán descubrir ese don tan grande que
poseen, pero no todos. Otros necesitamos que la vida nos enseñe poco a poco lo
que es servir.
Como decía, de muchos
aprendí a dar, pues en el medio en el que crecí era algo común. Empezando por
mis padres, personas que me transmitieron sus enseñanzas ancestrales y entre
ellas el de ayudar y servir a los necesitados.
Claro que cada quien tiene
un concepto distinto de “Necesitados”. Para mi son los que aparecen en el
camino y puedo liberar de algún apuro, problema o sentimiento desagradable. No
necesariamente económico como la mayoría de las personas lo entendemos.
La vida me abrió muchas
puertas, y en ellas aprendí lo que es el servicio. Ahora lo conozco como
sembrar. Una palabra común en el campo, poco utilizada en las ciudades. La
religión lo utiliza como crecer. Hay que sembrar para crecer en la vida
espiritual. Pero sembrar en el sentido metafórico, hacer cosas buenas que te
lleven a dar frutos buenos. Y así es como lo entendí yo.
Esto que voy a decir lo
dije muchas veces cuando era maestro en la preparatoria a alumnos y compañeros
maestros, y aún creo que las personas somos así de manera equivocada. A los que
actúan mal los obedecen y a los que hacen el bien los ningunean. Los que actúan
mal son para el mundo inteligentes, poderosos, exitosos… y los que hacen el
bien son para el mundo tontos, aburridos, fracasados.
En ocasiones no ven a los
que hacen el bien a ese extremo, pero tampoco son un modelo a seguir para la
mayoría. Trata bien a la gente y te tratarán mal. Trátalos mal y te tratarán
bien. Es absurdo pero real, piénsalo un poco. Si alguien te trata mal tratas de
complacerlo o hasta de seguirlo, al menos le temes, pero si alguien te trata
bien, lo ignoras, no le haces caso, no lo imitas. Lo dijo ya Maquiavelo en su
libro El Príncipe, para el era la forma en que había que gobernar, pero se
repite hasta nuestros tiempos, y en la mayoría de los casos sin siquiera
haberlo leído. Es algo que he observado y tal vez se ha repetido tanto frente a
mis ojos que no puedo dejarlo de lado. Yo he estado en ambos lados y créeme que
es un patrón que se repite.
Esto sucede sin cesar
hasta que abres los ojos. Una vez que te das cuenta tu perspectiva cambia. Tal
vez no cambie tu mundo tan rápido, pero créeme lo hará en su momento. Y tendrás
oportunidad de observarlo y disfrutarlo.
Algo de lo que también he
guardado es el hecho de que todas las relaciones se basan en intereses. Esto es
algo que no a todos les gusta que lo diga, pero también he podido ver en
distintos entornos en los que he vivido. Todos nos movemos por intereses. Claro
hay intereses más nobles o buenos que otros, más aún así es algo que nos mueve.
Voy a poner un ejemplo de esto para que quede más claro mi punto de vista. La
amistad. Es incondicional, elección propia, no se mide en distancia o en
tiempo, pero… a esa persona que elegimos como amigo (casual) se atravesó en
nuestra vida e hicimos una conexión por algo que nos llamó la atención (su
alegría, su sonrisa sincera, su forma de platicar, sus gustos, como me trata)
hubo algo que nos impactó y nos hizo admirarlo. Por un momento queremos ser
como él o sentimos que nos parecemos tanto que hasta decimos somos igualitos.
Es ahí en donde los intereses empiezan a surgir.
El interés puede ser de
distintas formas. Monetarios, de poder, fama, o más nobles como lo son el
sentirte a gusto, seguro, feliz, en paz. Al fin y al cabo todo esto es movido
por intereses, es más hasta el propio servicio o ayuda te hace sentir bien, con
una conciencia más limpia, tanto así que si empiezas a ayudar a los demás no
podrás parar porque es como una adrenalina que te hace sentir bien.
Ahora bien, no sé si estés
de acuerdo conmigo, pero es algo que te hace ser lo que eres a fin de cuentas,
y claro, muy internamente esperas ver frutos de ese bien que haces. Eso es a lo
que llamo cosechar. Y realmente cosechar es una adrenalina tan fuerte que te
hace querer más y más por lo que sigues ayudando a todos los que puedas estén
en tu camino o no. Te lo pidan o no. Te necesiten o no. Cuidado, que al caer en
esto es difícil salir y pierde sentido el servicio.
Siembra lo que esté a tu
paso, algún día te tocará cosechar lo que otro sembró. No vuelvas por el camino
andado, abre nuevo surcos y siembra lo que tu corazón te de.
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