Pequeños actos, grandes frutos.-
Cada acción tiene una
reacción, o bien, todo efecto tiene una causa, es una de las leyes de la
física. Si yo hago algo, en consecuencia, sucederá algo más. Últimamente le
llaman Karma, y dicen que todo se paga, si hiciste algo malo, en algún momento
alguien te hará algo malo o bien te sucederá algo malo, dependiendo del tamaño
de tu acción o de la cantidad de acciones hechas, y también si hiciste algo
bueno, obtendrás bondades.
En la Biblia, en el
antiguo testamento dice “ojo por ojo, diente por diente”, era una regla para
evitar que las personas actuaran mal. Si hacías algo en contra de alguien, esa
persona o sus familiares tenían derecho de hacerte algo similar. Después en el
nuevo testamento, con la venida de Cristo esto cambia. En una ocasión querían
apedrear a una adúltera y Cristo se dio cuenta, se puso entre ella y los que la
juzgaban y les dijo, “el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra”
y nadie lo hizo. Es una forma de frenar la acción para que no haya
consecuencias futuras, en este caso espirituales, para los agresores y la muerte
de una persona. Si uno solo hubiera lanzado una piedra, habría sido casi
imposible pararlos hasta matarla. Pero el acto de introspección que les planteó
los hizo repensar su actuar, un acto pequeño con grandes frutos, un
cuestionamiento por una vida.
A veces los actos son tan
simples que no es necesario tener mucho conocimiento o reflexión, ni mucho
dinero o poder o fama, sólo es necesario tener valor, perder el miedo que nos
limita a actuar y a lograr lo que deseamos. Aunque es simple, no es fácil, pues
hemos acumulado a lo largo de nuestra vida muchos miedos, a hacer, a decir, a
pensar, hasta a soñar. En muchas ocasiones no por reglas impuestas, sino por experiencias
desagradables, por castigos o regaños de nuestros padres o maestros en alguna
situación determinada, por palabras hirientes de familiares, amigos, seres
queridos o hasta desconocidos, por noticias de los medios de comunicación, por
engaños o algo más. Y tenemos miedo de actuar para no detonar de nuevo sus
consecuencias. Y lo único que hacemos es no aprovechar las buenas oportunidades
que se nos presentan.
Lo explicaré de otra
manera, si yo siembro una semilla de una manzana, por decir algo, que mide 3mm,
obtendré un árbol de 4m de altura aproximadamente, que dará alrededor de 120
manzanas por temporada, con unos pocos cuidados. Al sembrar algo tan pequeño,
no quiere decir que obtendré algo también pequeño a cambio. Son pequeños actos con
grandes frutos.
Cada vez que tú haces
algo, en el mismo espacio y tiempo se empieza a forjar una respuesta a lo que
hiciste. No siempre es instantáneo el resultado, pero siempre llega, aunque tal
vez no te das cuenta o bien no lo relacionas con aquel acto, pero así sucede.
Da un poco de amor y recibirás más amor, reparte mucho amor y recibirás toneladas.
Y esto en todo lo que hagas. Así está hecho el universo, es generoso con
nosotros, estamos hechos para recibir, no para arrebatar. Espera tu turno y
confía. Para disfrutar lo que recibes, no para esconderte y temer. Vive y se
feliz. Para compartir, no para desparramar. Comparte y se prudente, tal vez tú,
eres la forma en que otros recibirán sus frutos, ¿lo habías pensado?
Cada vez que tu piensas
decir una palabra, hay un oído en espera de escuchar algo, cuando tú no
disfrutas algo eso es desaprovechado por ti y por los demás que no tuvieron
acceso a eso. Cuando tú tiras algo que no te sirve, alguien está en espera de
cubrir sus necesidades. Todo está conectado. Si tú tienes de más, alguien tiene
de menos, y no es tu culpa, no lo sabías, pero esto se llama falta de
equilibrio. No hablamos de tener todos lo mismo, cada uno tiene de acuerdo con
su esfuerzo y su ambición, pero hay quienes no tuvieron tus oportunidades o no
las reconocieron cuando pasaron, y tampoco es su culpa. Hay un tiempo para
todo. Entre más conoces más fácil es hacer ciertas cosas, pero el conocimiento
viene acompañado de otras cosas, que a veces nos complican la vida o nos hacen
cambios que no esperábamos y que no deseamos. La vida es más simple sin saber,
tal vez, pequeños actos, grandes frutos.
La gente sencilla, hace
cosas sencillas y disfruta una vida sencilla, pero en un escenario enorme. Las
personas preparadas hacen cosas complicadas, aunque su vida en ocasiones se
torna complicada y su escenario se reduce. Ambos obtienen frutos, lo importante
es cómo afecta esto a nuestra vida.
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